Propósito… ¿Para qué?

"Los equipos funcionan si las estrategias están alineadas con el propósito y si somos

capaces de permear todas las capas del equipo con ello"... Esto, lo escuché tantas veces sin comprender realmente lo que significaba, que me lo cuestioné muchas veces. Hoy, te quiero compartir lo que he esbozado para darle un sentido y tomarlo como el motor en mi día a día.

El propósito aplica tanto en lo personal como en lo profesional. Es un conector en la vida y muchas veces no lo consideramos porque estamos en modo máquina cumpliendo expectativas de otros, de la sociedad o la familia. Para todos, sin excepción, es muy fácil perderse en la vida.

Tememos replantearnos lo que hacemos, con quién convivimos, nos relacionamos, o cómo nos ganamos el dinero, a qué le dedicamos tiempo y energía... nos desorientamos y perdemos el norte.

¿Te has sentido así alguna vez?

Quizás, estás ahora viviendo este momento, puede que te sientas perdido o abrumado. Incluso, puede que sea un pensamiento recurrente que bloqueas por temor.

Primero, tengo que decirte que no eres el único que tiene esas sensaciones, sino que somos muchos los que hemos pasado por alguna situación similar, donde el rumbo se gira y no encuentras los que te motiva. Y es duro, porque todo comienza a perder sentido.

Ahora bien, si ese es tu caso por mi parte, te felicito. La crisis es la antesala al cambio, si te atreves a salir de tu zona de confort. Es preciso que te permitas enfrentar esto, cuestionando todo a tu alrededor. Ya eres valiente, con el sólo hecho de darte el tiempo para observar eso que muchos evaden y que otros, quizás, nunca querrán mirar.

Desde mi experiencia, te puedo decir, que si estás dispuesto a mirarte al espejo en profundidad, verás más que solo las arrugas y tu peso (jajaaja), y en el tiempo descubrirás que estás creciendo, y le darás un nuevo valor a tu vida y prioridades.

En segundo lugar, quiero contarte algo que va en contra de los paradigmas que nos inculcaron, donde lo importante era desarrollar un camino establa tanto en lo profesional como en lo personal; consiguiendo un puesto de trabajo en una empresa donde pudieses escalar y jubilarte, y casándote para toda la vida. Yo te puedo confirmar, que siempre se puede volver a empezar, siempre…

Ahora, la pregunta más relevante que tienes que planterate es:

¿Cómo volver a partir?

Para esto, me atrevo a darte tres consejos:

1. Busca tu propósito, descubre para qué eres bueno. Qué te es fácil hacer y cuánto disfrutas de ello

2. Ve si ese propósito se alinea a tus necesidades, es decir si potencia como ser humano

3. Date un tiempo acotado para que esto resulte, ponte plazos y atréve a tomar desiciones poniendo límites

Trabaja en ti, date un tiempo de reflexión, descubre qué te es fácil hacer, redescubre tu propósito para que todo vuelva al rumbo. Será un camino difícil, con altos y bajos: implicará conversaciones complejas, renuncias, hablar desde interior, sentirte frágil, vulnerable, pero al final del camino, te prometo que valdrá la pena.

Hoy , a casi un año y medio de formar dúo al cubo, puedo decir que volví al rumbo, que estoy haciendo lo que me apasiona, que he puesto mis conocimientos y experiencia a disposición de mis clientes, quienes además valoran lo que hago en sus empresas

En mi vida personal,sostengo aquello que me nutre: sigo practicando el budismo laico (en otra entrada les cuento esta historia), buscando mi paz interior y practicando todos los días cómo llegar a ser un mejor ser humano. He abierto mi corazón y vida a una mujer espectacular, quien me ha acompañado en mis momentos más oscuros, como también en los más luminosos. Soy padre de tres niños maravillosos, que crecen y van transformándose en grandes personas. Me alegra poder dedicarles más tiempo y juntos poder formar la familia que siempre quise tener.

Así que créeme que puedes volver a empezar, sólo necesitas enfrentar tus miedos y lanzarte a encontrar tu propósito. Hoy sé que se puede construir. Te invito a reflexionarlo para que puedas volver a partir … te atreves?